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Rubenvirtual... Bitácoras del pensamiento

Viajando ando

Un momento de relax

Un momento de relax

Tras la positiva experiencia que ha significado el escoger a posadas en vez de hoteles tradicionales para realizar nuestros viajes en el país, esta vez dimos un giro yo diría que sorpresivo. Basados en comentarios y referencias, apuntalamos un fin de semana al estado Yaracuy concretamente su ciudad San Felipe a unos 300kms. De Caracas.

¿Por qué posadas? La respuesta no es única. En mi opinión personal, la posibilidad de una experiencia mucho más personalizada engloba las decisiones al respecto. Me explico; Uno llega a un hotel de 3, 4 o 5 estrellas. Lujo, detalles, formalismo. Pero siempre están las carencias, la impersonalidad, el bullicio, la comida y otras perlas.

En una posada, el compromiso es la distensión del hogar, el menú casero, los detalles acogedores. El centrarse en una limpieza excepcional, en reproducir la tranquilidad ausente en muchos viajes más bien llenos de ajetreo y poco descanso.

En este caso, Momentos es la idea de dos señores: Aura y Efraín. En una amena conversa con este último, me confiesa su inquietud por escapar de Caracas (Y hablamos de hace algunos años) y encontrar esa idea comercial que le permitiera hacerlo.  Así; Vino el diseño de su casa en San Felipe y la conversión de la misma en una Posada de notorias dimensiones. De hecho; Se hace llamar “Posada Granja Momentos”

Lo más significativo de este lugar –en mi modesta opinión- es que está ubicado en un lugar poco predecible y turístico. De Yaracuy, recuerdo que cuando vine de retorno en Diciembre de Cabimas, me impresionó el verdor a la vista. Pero en el caso concreto de San Felipe y salvo las bondades de la natura tropical, uno no encuentra muchas razones para concebir la posada en este lugar. No hay mar cerca, un río significativo. Sí hay mucho calor (La posada está unos 400Msnm) y mejor clima nocturno. Predomina el silencio y árboles de Mango, mamón, frutas de varios tipos y una preciosa jardinería.

El precio de la estadía no incluye el de las comidas servidas en un pintoresco Caney. El restaurante ofrece una carta muy criolla, sustanciosa y variada. La calidad de comidas y bebidas es destacable. El servicio excelente haciendo la salvedad de cierta lentitud en los fogones.

La piscina es pequeña pero acogedora. Está llena de agua de manantial que por cierto, surte a toda la posada.

Una jaula enorme, alberga a guacamayos, loros, gallos, gallinas, patos.

Según entiendo, incluso de la posada, sale para la propia ingesta de huéspedes, verduras y vegetales así como frutos.

Lo mejor de este lugar, aparte de las sonrisas y atenciones es la habitación como tal. Preciosa. Con una fina decoración, piezas de artesanía, balcón, hamaca, cuadros y lámparas de gran gusto. Agua fría, lazos, flores, piezas de cestería, espejos de maquillaje, algodones, hisopos, lencería ¡Todo es un lujo acogedor excepcional!

¿San Felipe? Es un lugar pueblerino, sin mucha vida, limpio, demarcado, tranquilo, con urbanizaciones hermosas y calmadas,  con ciertos atisbos de vida de cierto nivel como también de mucha modorra e inactividad.

A destacar, el hermoso parque de “la misión exótica floral” en donde se recorre hectáreas de cualquier cantidad de especies autóctonas y no tanto de flora vegetal.

Quiero precisar como se llega a este remanso de paz: Vía Caracas- Valencia-Morón- Carretera vía Yaracuy y autopista centro occidental. El viaje nos tomó de ida unas 4 horas y pienso que se puede hacer en algo menos. De retorno, me gustó mucho más la vía de Nirgua- Valencia. Pintoresca, fresca y más rápida aunque algo más larga.

Un detalle por cierto; la mencionada autopista que se inicia pisando rieles de vías ferroviarias sin uso, cambió el nombre de un presidente yaracuyano como lo es Rafael Caldera a un absoluto desconocido “Cimarrón Andresote” por la enfermedad egolátrica de los tiempos que vivimos.

En fin, agradecimos lo vivido.

 

La boda en Coche

La boda en Coche

No fueron chamos de alta sociedad ni niños bien. Tampoco los nuevos “Yuppies” chavistas ni gente de la farándula tan acostumbrada a los excesos. Fueron dos jóvenes contemporáneos, hechos y derechos, con voluntades acompasadas y deseo de hacer algo bien, muy bien.

En vez de la pinta de gomina, zapatos lustrados y smoking alquilado para que sirva una o máximo dos veces, en vez de un vestido de novia gigante con el sucio detrás y listo para irse a un cajón a pasar décadas encerrado, en vez del gentío lleno de lentejuelas y senos operados a la entrevista y tipos que en su vida se ponen un flux y a mitad de noche lucen como vigilantes de centro comercial pero ebrios…

Fue una idea genial. Tras la también original tarjeta de invitación y haciendo hincapié en que solo se quería la presencia del invitado, el lugar donde habría matrimonio y fiesta es en una isla Venezuela, justo a orillas de la playa.

Me refiero a Coche, en el hotel “Coche Paradise” que se encarga de preparar estos eventos a orillas del mar, con la ornamentación de esos cuentos de hadas, y luego dar rienda suelta a la alegría en un área confinada para tal fin, con arena, palmas, brisa marina, y un ambiente “Lounge” con Puff de asientos y mesas bajas, en medio de ostras, sushi, fondue y demás bocados y por supuesto, la espirituosa bebida que uno deseara.

Realmente, una boda inolvidable en un escenario excepcional.

¡Felicidades a mi compadre y cuñado junto a su flamante esposa!

Ahora me gustaría expandirme sobre la esencia de hacer turismo en Coche.

Yo podría de entrada, decir que si usted busca un fin de semana con sol, playa, tranquilidad, aislamiento, exoticismo, noches con estrellas y comodidad en todo momento, entonces vaya al “Coche Paradise” y hágalo con confianza.

Lo mejor es hacerlo tomando el avión desde La Guaira a Margarita. Debo destacar la puntualidad inglesa y la atención correcta de la aerolínea “La Venezolana” que me sorprendió gratamente en un país de tantas quejas.

Dejé mi auto en el aeropuerto y al regresar pagamos 65BsF. Lo que me pareció adecuado y máxime cuando no hubo novedad con su retiro. El aeropuerto nacional de Maiquetía me sorprendió por su limpieza en áreas comunes y en sus baños, por la oferta de refrigerios y el “pasadizo” moderno al terminal internacional. El de Margarita es algo más “caribeño” y menos cómodo (Pese a tildarse como internacional) pero no tiene fallas graves.

Un taxi lo lleva a uno por una suma no muy módica a playa “El Yaque” en unas unidades que deberían cumplir ciertos requisitos mínimos tratándose de turismo. Desde dicha playa salen las lanchas a la Isla de Coche que ya conocí en Marzo del 2007 (Y a fondo)  como podrán ver en el archivo.  El viaje dura 20 minutos en un mar usualmente movido –No fue el caso- en unos peñeros comunes y corrientes o puede durar 35 minutos en un lanchón artesanal con una asfixiante cubierta en donde se alcanzan los 36º bajo chorros de sudor.

Al llegar a la playa donde está el desembarcadero (Y enfrente el mencionado Hotel) vemos aguas cristalinas llenas de pececitos pequeños en la orilla, arenas blancas, actividades diversas como motos de aguas, bananas flotantes o windsurf y el mencionado hotel. Decorado en su recepción con una cálida concepción casi mexicana, lleno de una recepción amable y con unas instalaciones impecables, cuidadas y muy naturales está este hotel de playa. Nuestra habitación categoría “superior”  era con una cama enorme, secador de pelo, vestier, baño en excelente forma…

Son unas chozas bien acondicionadas. Las áreas comunes tienen atractivos cómo guacamayos o cacatúas al aire libre, iguanas y caminerias buen cuidadas. El hotel permite el uso de raquetas de playa, bicicletas y otros accesorios sin costo adicional.

Sólo se contrata bajo la modalidad de “todo incluido” y aquí si digo que vale la pena pues en Coche difícilmente hay más que hacer. La comida es variada, no diría que suprema pues se denota cierta falta de más cuidado y atención pero en general, no es ninguna tragedia desayunar, almorzar, tomar un snack y cenar en el hotel. Las bebidas son todas incluidas y sufren del mismo tema de la comida, variedad pero algo de falta de calidad. Tome todas las cervezas que quiera y pueda.

En la noche, se puede hacer algo rarísimo como lo es en completa calma, ir al mar, bañarse si le place y quedarse largo rato en la orilla por el tiempo que quiera en quietud y tranquilidad, algo poco pensable en las costa venezolanas por el tema de la inseguridad. Ni que decir de los espectaculares atardeceres. Insuperables.

Bueno, es gratificante saber que en Venezuela existen placeres de este tipo al que deberíamos recurrir con frecuencia, con tal de desentendernos de esta hostil vida que llevamos.

Saludos

3137Kms rodados en Venezuela (1)

3137Kms rodados en Venezuela (1)

Teníamos compromisos acumulados y muchas ganas de desconectarnos. Asumimos el reto en un auto dos puertas –Lejos de lo ideal para estos viajes- con un bebé de 16 meses y la confianza en el resguardo de Dios. He aquí nuestra experiencia.

 Trabajé hasta el 24 de Diciembre inclusive. No recuerdo en años haber hecho algo similar. El 25 fuimos a cumplir compromiso con la familia de mi padre y el 26 de Diciembre a eso de  7 y tanto de la mañana enrumbamos al occidente del país, concretamente Cabimas, Estado Zulia.

Lo mas “occidental”  que habíamos llegado era al inicio del estado Falcón en las muy concurridas playas de Chichiriviche y sus respectivos cayos. Hablamos ya de 10 años atrás.

Tras escasos 50 minutos de viaje, detuvimos la marcha en Turmero estado Aragua para dejar cumplido el “aventón” a mi tía Luisa en su hogar. Habremos demorado la ruta unos 15 minutos.

Seguimos entonces. Pasamos Valencia y me percaté de cuan congestionado está este país pues era imposible sostener una velocidad de 120KMH fijos. Hace unos 15 años era menester rodar cómodamente a velocidad de crucero superior pero el tránsito de muchos particulares y carga nos obligaron a ir a marcha calmada.

2da parada; Salida de Valencia, enfilando a las Trincheras. Bomba de gasolina en pésimas condiciones (Baños de asco) y mucho trajín turístico. Refilamos gasolina y seguimos el viaje.

Como es conocido por todos, la vía de las trincheras es una pendiente rápida, tremendamente irregular y con montañas que siempre desprenden derrumbes de grandes rocas y piedras. ¿Las señalizaciones? Colchones y cauchos. El ritmo por esta vía es irregular, gente que va refrenada de manera exagerada y otros locos demasiado aprisa.

Ya en Puerto Cabello, me di cuenta de dos detalles; Pude enfilar por Nirgua vía campo de Carabobo y no tomar esta ruta costera.  Pero ya hecho, asumí la lentitud de pasar la zona como también de conectar Morón. Ahora mismo, me arrepiento de no tomar foto de los rieles de los otrora trenes que están en esta localidad desordenada y mas adelante antes de tomar la autopista de centro occidente.

Entre Morón y la mencionada vía, es una carretera en relativa buena condición, no tan lenta y con mucho verdor.

Se llega entonces a la mejor ruta del recorrido, la mencionada autopista centro occidental, una vía rápida aunque me tocó húmeda al principio –y bien húmeda- por este raro clima que insiste en mojar la geografía en Enero. Se forman pozos con facilidad y es necesario bajar el ritmo que de otro modo no presente mayores problemas en que sea bastante rápido.

La primera impresión negativa de todo este viaje: Un cadáver a plena 11am estimo yo en el hombrillo, semi desnudo. Pensé que era un Chivo o un perro muy grande pero el declive del ritmo de un auto me hizo escudriñar rápido la zona y confirmar el macabro hallazgo visual ¿A que hora habrá ocurrido y a cual lo habrán levantado? Vaya uno a saber en este precario país.

La ruta se secó pero no apretaba mucho el paso porque la vía me era desconocida totalmente. El verdor de los valles de Yaracuy es digno de destacar. Mi esposa e hijo durmieron un buen rato.

Se llega entonces a Barquisimeto y se toma la “Avenida Circunvalación” excelente ruta que evita pasar por el centro de la ciudad crepuscular. La panorámica además es gratificante. Ojala y copien algo así para Caracas. La vía es rápida y tras atravesar de punta a punta su ejecución en medio de tramos algo áridos y distribuidores inconclusos, se apuntala a Carora, una región que me suena a chivos, aridez mezclada con paisajes verdes, excelente queso y venta de artesanía y ollas de aluminio de otra era. Es muy extenso superar Carora, la vía no es peligrosa pero sí bastante irregular, baches, señalizaciones no muy amplias y una sensación de estar rodando como al infinito.

Por fin viene la conexión con la Carretera Lara-Zulia.  Una vía de dos canales en ambos sentidos, irregular, con ascensos, descensos, curvas de cierto reto y mucha irregularidad en la vía. Me pareció desagradable y poco fiable rodar y de paso, lamentable que dos grandes estados Venezolanos se unan por esta carretera simplona y anticuada. Me debo detener a comentar que mi auto llegó con daños menos en su parte baja (El Yaris es muy bajo) a tenor de los inauditos “policías acostados” que aparecen en cualquier tramo, especialmente acercándose al estad Zulia y probando cuan tercermundistas son nuestras vías. Son aparte de altos, irregulares y la mayoría sin advertencia previa. Se colocan, supongo para dar la razón a los habitantes que llegan DESPUES a esta vía. Es un mal endémico en todo el país, se toman medidas exageradas para dar la razón a las masas en descontrolado crecimiento.

Tras rodar unas tres horas, nos detuvimos en una estación de servicio llamadas “Los pinos” en donde el bombero de gasolina me dijo que en “Hora y pico” llegaba a Cabimas. Este lugar es parada obligada tras largos kilómetros sin encontrar mayor cosa. Un gentío enorme, arepas insalubres, sensación de inseguridad, pobreza, ruido y quesos de buena calidad es lo que nos rodea. Finalizamos la parada de unos 30 minutos. Seguimos.

Llegar al Zulia es avisado de manera notoria. Lo que ocurre es que hay que dejar atrás varias zonas antes de llegar a Cabimas (Ciudad Ojeda, Bachaquero, Lagunillas). Tras la orientación de nuestros anfitriones vía telefónica, arribamos tras una perdida en plenos Cabimas. La recepción de la ciudad no ha sido gentil: Huecos, baches, suciedad. Todo lo que no esperas de un lugar en donde el Petróleo de casualidad no sale por los grifos de los lavabos.

Allí, finalmente llegamos a la bellísima casa de la familia Castagnetti-Leal, gente receptiva, hospitalaria, de excelente humor y gran compenetración familiar. Sus tres hijas (María Paola, María Grazia y María Alexandra) nos hicieron aun más plácida la estadía. La casa tiene un diseño muy americano y tiene amenidades como una piscina, aire acondicionado central y una especie de centro de entretenimiento multimedia que integra audio-video-internet de una forma indescriptible. No podría ser otro el responsable es mi amigo Enrico, un ferviente amante de la tecnología, computación y la vida a todo gas en cuestiones tecnológicas.

Los tres días pasaron genialmente: Entre el ambiente de mis clientes, los desayunos, almuerzos y cenas,  asistir al servicio religioso del que son partícipes y el infaltable paseo a Maracaibo, con el puente sobre el lago y unas vuelta por el centro de la ciudad y otros lugares típicos. Del mismo modo, luego nos tocó una singular cena en un lugar en donde los patacones que dan fe a esta foto que acompaña estas líneas, nos dejaron muy satisfechos.

Llegó el día del retorno con mi satisfacción personal en conocer a algunos clientes que no había tratado personalmente gracias a las referencias de Enrico. Tras agradecer sus atenciones, nos fuimos con el Yaris tan recargado de peroles como cuando llegamos.

En esta oportunidad, fueron 7,40horas lo rodado. El clima fue más benévolo y la vía estaba menos transitada en general y yo tenía más confianza en profundizar la velocidad. En Carora compramos queso de cabra y un curioso utensilio para cocinar arepas artesanalmente. En el kilometro 330 de la autopista “centro occidental” nos paramos en una estación de servicio genial llamada “Las islas” un verdadero oasis, con un Burger King adentro en donde comimos, y amenidades de comidas con decoración estilo “Hot Rod” y dos Volkswagen escarabajo haciendo las veces de decoración o campana de extracción, bellamente decorados. Nos sorprendimos gratamente.

Así llegamos a Caracas, contentos, satisfechos y con el deseo de descansar para seguir a Maturín. Casi 1400kms se habían completado.

Salu2

El paseo a Boca de Uchire

El paseo a Boca de Uchire

Segundo paseo del año. Lo hicimos a un lugar concreto a donde hace tiempo queríamos ir: Una posada de atención excepcional en un lugar ni tan cerca ni tan lejos de casa. Veamos... 

Boca de Uchire es el inicio del estado Anzoátegui. Uno va vía Oriente y observa un peaje, un ingreso a algo como un pueblo –típicamente deslucido- y luego esa enorme laguna que bordea la autopista de Oriente con esos reflejos del sol y tanta luminosidad natural. 

Hace tiempo, habíamos visto en una guía turística; Elogios francos para una posada de nombre sugestivo: “Sol, luna y estrellas”. Esos buenos comentarios se repitieron en varios artículos que encontramos en Internet. Me llegó el mensaje, en todas las referencias se hacía alusión sobre las atribuciones de relajación de un lugar mágico y… nos propusimos ir. 

Pasó bastante tiempo pero finalmente concretamos: Reservamos un fin de semana que empezó la tarde del viernes y terminó en la del domingo. Todo antes de un Junio que se anuncia “caliente” dado los muchos compromisos familiares que tenemos de por medio. 

A las 3pm enrumbamos emocionados mi esposa y mi pequeño bebé. El trayecto es de unos 177kms. Y dura aproximadamente 1h50min -2 horas si quieren redondear- por la misma vía que lo lleva a uno a Puerto La Cruz, Margarita y muchos otros lugares del oriente venezolano. La llegada es apenas superado el antiguo y en desuso peaje de “Playa Pintada” en donde al llegar a un acceso lleno de movimiento de gente, se cruza a la izquierda rodando hasta una iglesia. Allí; El aspecto no es sino el típico de toda Venezuela: Gente de aspecto descuidado, vías en mal estado, desorden, dejadez… 

Luego; Se toma una vía hermosa aunque precaria vía “el hatillo” y bordando la parte de atrás de la laguna de Boca de Uchire. Nunca había pasado por allí y después caes en cuenta que es un “Istmo” (Se llama Istmo del Caribe). En todo caso, a 8kms. De la mencionada iglesia y en la urbanización “Marylago” se encuentra la mencionada posada. 

Nunca había hecho un viaje pensando en un destino fijo sin moverse como lo fue la posada. Usualmente Ingrid y yo coincidimos en que es mejor un lugar sencillo, limpio y decente para dormir y moverse por la ciudad o pueblo a donde lleguemos. Pero en esta oportunidad no queríamos ni ferry ni avión, ni compras ni bululú. Queríamos llegar y apagar el carro hasta el domingo, echados en un lugar plácido en donde pudiésemos dormitar y disfrutar del mar. Y vaya que llegamos al lugar indicado. 

La posada, queda establecida a orillas de la playa como muchas otras de la zona. Es como un caserón grande, de estilo mexicano en donde cada detalle de decoración ha sido cuidado al máximo. Mobiliario, infraestructura y armonía con la naturaleza. Realmente, es acogedora en extremo, algo oscura, con ambiente a tierra, mar y constante música de fondo mayormente instrumental que generan un ambiente de relajación y placer pleno. Olvídense de un micrófono, cornetotas y un imitador de Juan Gabriel en las noches gritando desaforadamente. Aquí no se va a eso. 

Si empezamos por “Lo menos bueno” la habitación de pronto fue algo pequeña (Nos la adjudicaron por que somos dos adultos) y no muy ventilada (Algo que tomó excepcional importancia como verán ahora) pero totalmente límpida y bellamente decorada. A la salida hacía el mar, el cuidado de la posada deja asombrado a quienes somos detallistas: Una impecable piscina pequeña pero confortable, variedad de vegetación armoniosa y bien mantenida, camineria hasta la playa con sillas, toldos y refugios y un mar amplio, inexpugnable, casi vacío con sus olas batientes dando la bienvenida. 

La estadía transcurrió entre la amabilidad de quienes nos atendieron con la cocina y necesidades obvias de cualquier viajero incluyendo el pequeño José Rafael. Todo, absolutamente todo fue ameno y gentil. Las tres comidas incluidas fueron magnificas: Abundantes y bien seleccionadas, con menús preestablecidos y un balance perfecto entre sabor, variedad y distinción. 

Dormir, dejar que José Rafael jugara a sus anchas, gente amable y buscando paz como uno e ir a la playa y regresar con una comodidad suprema. Todo justificó lo que en principio pareció un precio elevado pero nada… Lo que es bueno justifica la inversión. 

Es realmente sorprendente el cuidado a los detalles más irrelevantes o a los mas notorios: Decoración, atención, naturaleza, entorno, servicio, calidad en la cocina. Todo perfectamente equilibrado. 

La única “mancha” posible, fue el precario servicio eléctrico en la zona lo cual obviamente no es culpa del establecimiento: 12 horas en promedio de viernes a sábado sin luz, lo cual nos generó una inesperada noche calurosa y luego otras 10 de sábado a domingo. Que pena de país este en donde a pocos kilómetros de Caracas, la energía eléctrica estable y fluyente es un lujo, no un derecho… 

El dueño de la posada siempre presente, nos ofreció su esperanza de que la hayamos pasado bien pese al inconveniente anterior comentado ¡Por supuesto que sí! Decididamente regresaremos. 

Puedo recomendar entonces la posada “Sol, Luna y Estrellas” como un lugar máximo para relajarse y apartarse de todo. 

Saludos.

PD: mi hijo, disfrutando en la playa de la posada ¿Evidente, no?

De viaje a Maturín…

De viaje a Maturín…

Bueno... Me propuse un viaje mensual a principios de año, como formula para combatir la rutina y el estrés citadino. A comienzos de Enero hicimos un paseo corto vía Colonia Tovar- La Victoria (Altamente recomendable) pero ahora hicimos uno de mayor envergadura y apostamos por otro en estos días...

Nos fuimos a Maturín, Estado Monagas, en el oriente venezolano y a 480kms de casa (Guarenas) aprovechando los días de esta rareza primitiva y transgresora llamada "Carnaval"

El motivo del viaje fue visitar a mi cuñado y compadre Renee en su casa en el corazón de Maturín, radicado allí por obvia comodidad laboral. Fuimos bien recibidos en su cómoda morada.

Habíamos ido a Maturín creo que en el 2004. Lo hicimos en el Corsa de Ingrid y disfrutamos de ese viaje en donde finalmente estuvimos hospedados casi sin la compañía de Renee dada las premuras que en ese entonces, lo obligaban a movilizar su presencia según los requerimientos. Aun así; Me pareció una ciudad limpia, agradable, con las típicas carencias de la falta de desarrollo en Venezuela. Nos hicimos además, de un viaje extendido a Puerto Ordaz por el sur de Maturín y llegamos en Chalana a Ciudad Bolívar tras un pintoresco viaje cruzando los "agua y aceite" Orinoco y Caroní.

En esta oportunidad, acompañados de mis suegros; No paseamos por la ciudad aunque me dejó la misma impresión que en el 2004. Fuimos de paseo a Caripe (Lo cual también hicimos la primera vez, conociendo la cueva del guácharo) Este pueblo o localidad, queda a100kms de Maturín y uno tarda unas 2 horas en acceder tras una vía muy fértil, llena de naranjales, verdor, vías en aceptables condiciones, una represa de nombre "El Guamo" (El reservorio de agua dulce más grande de todo el oriente venezolano) y la llegada al templado Caripe con sus fresas con crema colosales, y tantos puestos de venta de hortalizas, frutas y verduras de tamaño y costo irrisorio. De hecho; Nos trajimos un saco de Naranjas de unos 30kg. Que puesto en Caracas, cuesta 6 veces más.

Esta vez, presenciamos la salida de los Guácharos de la cueva a eso de las 6:30pm aproximadamente. Un espectáculo que esperan turistas locales y foráneos dada la curiosidad que rodea la vida de estas extrañas aves en la cueva donde pernoctan en el día.

Del resto, descansar y jugar el carnaval, dormir hasta tarde, lavar y pulir los carros.

Lo mejor fue ir al Río Aparicio, un afluente agradable en donde tras unos segundos de mini uso del 4x4 de la Merú y la Terios, pudimos instalarnos un buen rato en la sabrosura del agua fluyente.

No tengo anécdota especial que contar sobre la ida y venida.  Como siempre, es toda una odisea de concentración viajar en un país sin cultura vial alguna, sortear imprevistos y locuras de pseudo conductores. En general todo bien...

Las gracias a Renee y Nicols por su hospitalidad.

PD: Foto familia mientras comíamos fresas con crema en Caripe. Observen a mi bebé disfrazado de Auyama o calabaza según se vea...

Salu2