48 horas después
La semana que precedió a las elecciones del 04D del 2006 fue una verdadera locura. Ir al supermercado, sintonizar una radio, intentar hablar con alguien de un tema que no fuese lo que "podría pasar" fue exasperante. Según se acercaba el día en el que parecía que un meteorito chocaría concretamente con Venezuela, la tensión y el silencio se fue apoderando del ambiente en general. Aún recuerdo el jueves trabajando yo en una empresa de seguros, como la gente tomaba ávida sus protecciones de un "intangible". Ni que decir de comprar cualquier cosa parecida a un repuesto electromecánico, a cosas como linternas, enlatados y cuestiones de supervivencia, intentar gestar alguna cita con un médico, mecánico o similar para la semana posterior a las elecciones. Otros, comprando un arbolito navideño antes que se prohibiese su comercialización en pos de la "Obligación" del "Nacionalista" pesebre. Todo el mundo se preparó para una guerra de "algunos días" una confrontación que dejaría muertos en las calles como cuando uno rocía insecticida en una tanquilla llena de cucarachas.
¿Exageración? No. Realmente no. No asistíamos a una normal elección entre dos factores, no asistíamos a dos figuras de la era pasada en donde se repartía el poder entre dos bandos y a los pocos días todo olvidado. Nos medimos frente a un hombre que pretende convertir al país en un feudo ideológico en donde todos y cada uno debemos simpatizar o sino; correr el riesgo de convertirse en "enemigo". Este hombre, ha probado en el pasado reciente estar dispuesto a cualquier cosa, con tal de morir en el poder llevando su "revolución".
La otra alternativa, pertenecía a una propuesta más racional pero también más fría. La oferta era la de gerencíar un país como los venezolanos reclamábamos antes del 04F de 1992. Si, porque a partir de ese entonces, una buena parte del país quedo impregnada de la fantasía de que todo podría ser arrasado y replanteado desde cero. Ya sabemos: El cambio profundo de todo para levantar el reinado de la maravilla en Venezuela y... ¿Qué tenemos? Resulta ser que buena parte de la corrupción, pobreza, desorden, marginalidad, burocracia y tercermundismo acumulados y ahora exacerbados, eran por culpa de los Estados Unidos de América y una extraña disertación de conceptos como el Neoliberalismo y el Capitalismo ¿Qué tal?
Pero ese candidato-presidente probó sus argucias, habilidades y sentido estratégico. El proceso del día domingo pasó por la movilización de los suyos -Una mezcolanza de seres hipnotizados invariablemente de la mejora o probable desmejora de su calidad de vida- aunada a un respaldo motivado por la extorsión, recompra, chantaje y uso deliberado de la inocencia e ignorancia del ser humano. El resultado, luego de un rápido proceso no ausente de suspicacias, irregularidades e intimidación de sus partidarios; Fue una rotunda victoria. Vino el momento más tenso de toda la jornada, luego de las celebraciones en ese balcón estilo romano del supremo mandamás y dictador, además de fuegos artificiales en algunas zonas -especialmente populosas- pero que en general nunca alcanzaron las emociones por el triunfo en la serie del Caribe de los Leones del Caracas este mismo año. Como para reflexionar.
El momento fue cuando Manuel Rosales, anunció reconocer la derrota solo argumentando que las elevadas diferencias mostradas por el CNE no eran como tal. Un bramido de la gente que le rodeaba, purgaba la frustración de millares ansiosos de salir a la calle para desatar una ¿Guerra civil? Quién sabe. En todo caso, no se puede imaginar uno lo que habría sucedido si el anuncio hubiese estipulado una diferencia de escasas unidades.
La noche cayó silente. Algunos celebraron pero la mayoría se desterró en silencio. La lluvia -nuevamente- se hizo presente. Uno se pregunta si el cielo es chavista o lloraba de lastima porque idéntico ocurrió en el referendo. El lunes fue un día inédito: Desierto en todos lados, sin movimiento comercial sensible, con una televisión aletargada, con rumores de todo tipo rondando Internet. Depresión y tristeza y también euforia en algunos lugares. Este martes, casi 48 horas tras el triunfo de la inercia, Un alto jerarca de la Iglesia católica lo sintetizó todo de manera muy clara: "El país no se acabó ayer".
Y hoy cuando redacto estas líneas, han pasado minutos luego de que Manuel Rosales se dirija al país, con más firmeza que nunca, con absoluta confianza, con un esplendido pragmatismo y buen sentido del humor y hasta con optimismo. Pareciera que el hombre no es un fenómeno electoral común y corriente. Pareciera más bien que está naciendo una oposición sólida, madura y cada vez más blindada. No debe esperar Chávez que lo tendrá todo en bandeja de plata. El Reino del socialismo no será precisamente la panacea absoluta. La lucha continúa dijo alguien por allí. Y tiene razón...
PD: Ese día pasó para mi, esperando 3 horas para votar y esperando por 7 horas más a mi esposa pues la máquina se dañó "7 veces" pese a que la ley contempla el paso a un sistema "Manual" si a las 2 horas dicho artefacto sigue siendo rebelde...
Rubén
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