Tras la positiva experiencia que ha significado el escoger a posadas en vez de hoteles tradicionales para realizar nuestros viajes en el país, esta vez dimos un giro yo diría que sorpresivo. Basados en comentarios y referencias, apuntalamos un fin de semana al estado Yaracuy concretamente su ciudad San Felipe a unos 300kms. De Caracas.
¿Por qué posadas? La respuesta no es única. En mi opinión personal, la posibilidad de una experiencia mucho más personalizada engloba las decisiones al respecto. Me explico; Uno llega a un hotel de 3, 4 o 5 estrellas. Lujo, detalles, formalismo. Pero siempre están las carencias, la impersonalidad, el bullicio, la comida y otras perlas.
En una posada, el compromiso es la distensión del hogar, el menú casero, los detalles acogedores. El centrarse en una limpieza excepcional, en reproducir la tranquilidad ausente en muchos viajes más bien llenos de ajetreo y poco descanso.
En este caso, Momentos es la idea de dos señores: Aura y Efraín. En una amena conversa con este último, me confiesa su inquietud por escapar de Caracas (Y hablamos de hace algunos años) y encontrar esa idea comercial que le permitiera hacerlo. Así; Vino el diseño de su casa en San Felipe y la conversión de la misma en una Posada de notorias dimensiones. De hecho; Se hace llamar “Posada Granja Momentos”
Lo más significativo de este lugar –en mi modesta opinión- es que está ubicado en un lugar poco predecible y turístico. De Yaracuy, recuerdo que cuando vine de retorno en Diciembre de Cabimas, me impresionó el verdor a la vista. Pero en el caso concreto de San Felipe y salvo las bondades de la natura tropical, uno no encuentra muchas razones para concebir la posada en este lugar. No hay mar cerca, un río significativo. Sí hay mucho calor (La posada está unos 400Msnm) y mejor clima nocturno. Predomina el silencio y árboles de Mango, mamón, frutas de varios tipos y una preciosa jardinería.
El precio de la estadía no incluye el de las comidas servidas en un pintoresco Caney. El restaurante ofrece una carta muy criolla, sustanciosa y variada. La calidad de comidas y bebidas es destacable. El servicio excelente haciendo la salvedad de cierta lentitud en los fogones.
La piscina es pequeña pero acogedora. Está llena de agua de manantial que por cierto, surte a toda la posada.
Una jaula enorme, alberga a guacamayos, loros, gallos, gallinas, patos.
Según entiendo, incluso de la posada, sale para la propia ingesta de huéspedes, verduras y vegetales así como frutos.
Lo mejor de este lugar, aparte de las sonrisas y atenciones es la habitación como tal. Preciosa. Con una fina decoración, piezas de artesanía, balcón, hamaca, cuadros y lámparas de gran gusto. Agua fría, lazos, flores, piezas de cestería, espejos de maquillaje, algodones, hisopos, lencería ¡Todo es un lujo acogedor excepcional!
¿San Felipe? Es un lugar pueblerino, sin mucha vida, limpio, demarcado, tranquilo, con urbanizaciones hermosas y calmadas, con ciertos atisbos de vida de cierto nivel como también de mucha modorra e inactividad.
A destacar, el hermoso parque de “la misión exótica floral” en donde se recorre hectáreas de cualquier cantidad de especies autóctonas y no tanto de flora vegetal.
Quiero precisar como se llega a este remanso de paz: Vía Caracas- Valencia-Morón- Carretera vía Yaracuy y autopista centro occidental. El viaje nos tomó de ida unas 4 horas y pienso que se puede hacer en algo menos. De retorno, me gustó mucho más la vía de Nirgua- Valencia. Pintoresca, fresca y más rápida aunque algo más larga.
Un detalle por cierto; la mencionada autopista que se inicia pisando rieles de vías ferroviarias sin uso, cambió el nombre de un presidente yaracuyano como lo es Rafael Caldera a un absoluto desconocido “Cimarrón Andresote” por la enfermedad egolátrica de los tiempos que vivimos.
En fin, agradecimos lo vivido.