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Historias de Cal y Arena

Historias de Cal y Arena

Tengo un compilado de cuestiones que me han sucedido esta semana. Son cosas que a todos nos pasan y  que uno podría decir “No tienen mayor importancia” pero que si la tienen, pues la vida está compuesta –Al menos en la cotidianidad- de la suma de esos detalles. Veamos.

 

Nuestro pequeño hijo de poco más de un año, sufre su primer episodio febril en un período de dos días. Dado que la fiebre estuvo cerca de los 40º y que no exponía síntomas virales o gripales, mi esposa intentó contactar a la usualmente amable, distendida y muy profesional pediatra, que lo controla desde su nacimiento, en una famosa clínica del este de Caracas.

No pretendemos que un médico por tener dicha profesión; sea una especie de esclavo que deba ser localizable las 24horas del días. Pero sí soportas horas para recibir una consulta con antelación de dos meses, si aguantas que la doctora “Adelante” sus vacaciones y ello poco importe con la cita programada, si dejas una buena tajada de dinero para que ella pueda pagar la acción  de la clínica, el servicio de su “Benzo” y la justificada preparación que necesita continuamente, entonces; Contestar un celular a las 2pm, devolver un llamada tras mensajes de texto y voz en donde requerimos unas palabras de aliento y orientación ¿Son mucho pedir?

Lo cierto es que incluso, la llamada pudo ser atendida con cierta dificultad. Y el contacto de retorno nunca llegó, pese a su permanente sonrisa mediática con la que advierte que “Cualquier cosa la llaman”

Se inicia la noche y la fiebre es muy alta. Recibimos la referencia de otro médico que también atiende en otra clínica reconocida. Moreno, con aspecto de gerente ejecutivo de algo referido a tecnología. Nos atiende, nos da opiniones y recomendaciones precisas. La fiebre baja. Al día siguiente, 8AM presentes en su consultorio. Nos atiende con amabilidad, y con una rapidez atronadora, revisa, diagnostica y despide. Cobra su consulta. Medicinas e inicio de tratamiento. Mejoría inmediata pero sorpresa: Recaída porque aparentemente, el antibiótico impactó la flora intestinal del pequeño. Cólicos tremendos para JR, preocupación nuestra. Nos vuelve a recibir al día siguiente pero al final de la tarde. Admite tenuemente, que “Puede ser” el antibiótico. Entonces, receta otro “igual de efectivo, pero no tan dañino como el anterior” (Y además de una sola dosis diaria) y acompaña con protectores gástricos. Vuelve a cobrar exactamente lo mismo, lo cual parece como demasiado. Pagamos, regresa la tranquilidad y queda la experiencia y la reflexión: ¿Cambiar de un profesional a otro? ¿La del nombre, seguimiento y paciencia pero con servicio algo cuestionable fuera de consultas, Vs. El joven, afectivo, amable, veloz y algo presuroso recién conocido que sin embargo lo consigues a las 7am o a las 7pm con igual disposición?

 

Es la mañana en la que buscamos los medicamentos a nuestro hijo. Me dirijo a un LOCATEL(Cadena de venta de medicinas, insumos médicos y servicios relacionados) ubicado en un Centro comercial del sureste de la ciudad. Paso mi tarjeta de débito de BANESCO para cancelar la compra. Se tarda en procesar. 1 minuto, 2… algo sucede. Lo piensa la cajera, lo pienso yo. 5minutos. La cola se extiende, se busca a la “supervisora” y esta hace labores de llamada al banco y reinicio del punto de venta. Se me ocurre la idea: Consulto al banco vía celular por mensajería con un servicio que me indica que he debitado y movido en mi cuenta así como el saldo. En efecto; El monto ha sido cargado, pero no se refleja en el punto de venta. Sale el dueño, un hombre de expresión judía y posiblemente franquiciado de la cadena de establecimientos. Se preocupa, pregunta que ocurre. Ya van como 15 minutos detenido. La sentencia: Es un problema del banco y me entregan demostraciones en donde el dinero no ha sido “Ingresado” a la cuenta LOCATEL. Me dicen que debo ir al banco, el problema es de mi banco.

Cancelamos con otro recurso y obviamente abandonamos entre molestos y preocupados. El señor de LOCATEL quedó en enviar un Email con nueva información tras el reinicio del punto de venta.

En la tarde, visita al Banco. Reconocen que han tenido problemas similares. Todo un proceso que podría incluir reporte, carta narrativa, larga espera como me ocurrió en una oportunidad en donde esperé unos seis meses por una situación similar.

Queda una esperanza. La chica que me atendió me dice que si espero 24horas, podría tener un reverso pues al cerrar el punto de venta del establecimiento,  el “sistema” debe darse cuenta del cargo indebido –Si fue indebido-

Recibo la inesperada y responsable llamada del señor judío del establecimiento. Me dice que no me ha enviado Email pues no ha ocurrido nada nuevo y me asegura que el problema es de mi banco.

En efecto, al día siguiente, verifico que se me ha reversado el dinero. Final feliz. La tecnología me generó retraso, stress, y angustia pero todo llegó a buen término.

Dos historias en donde se demuestra lo muy importante de la paciencia, el equilibrio, la responsabilidad y la complejidad del día a día que vivimos.

Saludos

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